Un diluvio. Unas palabras donde la técnica es llevada por la fuerza. Mejor que duela. Algo y alguien, aquí, está y no está. / Karla se planta con la mirada fija. No avanza, locamente, / reta al adversario. Quiere su corazón… el nuestro.
Un solo ojo basta. Basta ese paseo por todo lo que no es / Wonderland. Para remover a Karla de Karla misma.
Habrá que volver a libros olvidados, habrá que ver películas / con personajes descaradamente entrañables, habrá que lanzar una oración, más, al vacío.
No te obligues. / Soberbia, plantada. Veo a Karla todavía con esa mirada, / rifándose la vida, frente a la destrucción del amor. / Bailarina. / Juguetona. / El cuadrilátero es un espacio inmantado. Es la pista de baile. / Karla baila o se bate a duelo. Es igual. Ha golpeado, la han golpeado. No quita la mirada. / En el combate cuerpo a cuerpo o sea en la cama, el aire, el salón mide al amante, al adversario con cálculos, precisos. / Distancia, velocidad, peso se transmutan. Su guerra mengua con más guerra. Ella le debe al sueño sus lúcidas verdades. Eso es ajustar cuentas con la lucidez. / ¿Cuáles son sus cartas de Isihara? / ¿Sabemos todos el color que tiene nuestra rabia, nuestra lujuria, nuestra duda? / ¿Cuánto azul miente un espejo? Llega la luz. Sus ojos los toca esa saliva, un amasijo de cielo, tierra, agua. / Abierta. / Esta vez abierta. / Sus ojos ya cerrados.
Fueron quince o muchos.
Karla dice Effeta.
Joan Bernal Brenes
ISBN: 978-9930-572-03-0
Autor: Karla Bolaños