Carta al editor
(A propósito de ‘Mujer de pocos caracteres’)
Dice mi editor que tengo 20 años sin publicar nada, y quizá sea su culpa, pues semejante comentario me dejó sin palabras. Cuando hablamos de la posibilidad de reunir algunos poemas y convertirlos en este libro, descubrí que en este aparente intervalo de silencio poético nunca dejé de escribir, aunque no todo fuera poesía, y nunca dejé de publicar, aunque lo hiciera en periódicos.
La escritura ‘de autor’ nunca ha sido el centro de mi vida, pero ahora que podría serlo, me pregunto cómo lograrlo si a estas alturas todos los caminos de la literatura y sus respectivas ambiciones fueron envenenados por la maternidad, es decir, que me tomo absolutamente en serio todo lo que escribo, pero escribir ya no me parece tan importante.
A diferencia de la narrativa, que es algo que indudablemente mejora con la práctica, creo que un poeta –una poeta– no necesariamente ‘mejora’ escribiendo más poemas, porque la poesía tiene que ver con lo que uno es –con el material inflamable de la propia sensibilidad–, y no con el entrenamiento. Un poeta necesita silencio en su cabeza para poder escuchar sus obsesiones, las imágenes que lo persiguen, y yo me acostumbré a ignorar ‘mi voz’ porque me suponía demasiado trabajo extra, pero no lo logré: a veces tuve que prestar atención.
De eso habla este libro y, si no lo hace bien, al menos lo hace brevemente.
ISBN: 978-9968-49-801-2
Autor: María Montero