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Los dueños del mundo

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104 9968-834-94-1 1a ed. San José, C. R. : Perro Azul, 2009

Hace un par de años, Jhafis Quintero publicó Máximas de seguridad, un manual de instrucciones para sobrevivir en la cárcel, producto de una rigurosa y exhaustiva investigación de campo. El instructivo, que abre con la sentencia de “conoce a tu enemigo como a ti mismo” pudo llamarse también “La confraternidad del cuchillo”. La serie de consejos para salir vivo de la cárcel empezaba con la “Regla de oro: lo primero y más importante que debe de hacer al entrar a prisión es conseguir un fierro (preferiblemente delgado, pequeño y fácil de transportar) mediante trueque de sus objetos de valor o dinero»». De allí en adelante, acompañados de ilustraciones deliberadamente artesanales, se suceden consejos que, bien leídos, son máximas construidas con el material radioactivo de los proverbios
Los dueños del mundo es el paso lógico. Esta vez, Jhafis pasa del manual a la práctica, del concepto al apodo (que en prisión tiene más valor que el nombre de pila). En estos 16 relatos desfilan las personas de came y hueso que entran a esa dimensión en la que el espacio se comprime y el tiempo se licuifica. Calixto, Chupi Locho, Blue, Sietenalgas, Muñecachocha, el Pana, el Ñato, Popeye, Bolsa de leche, Navarrote, Teacher. Todos ellos son los dueños de un mundo que nadie quiere ver “Policías y ladrones”, en papeles intercambiables, conviviendo en ese cuarto-de-chunches, esa especie de embajada no deseada de toda sociedad. A partir de relatos laterales, de retratos de una cotidianidad trastornada de una narración de primeros planos, Jhafis sin rozar ni la victimización ni la misericordia, entrega un Iibro que camina por la sombra, un libro subrepticio, un libro con fierro adentro. Sin olvidar a los hombres solos de José León Sánchez, digamos Jhafis Quintero está más cerca de Gregory Corso que de Jean Genet. Digamos también, que es un libro hechizo como las armas que se inventan los presos a partir de cepillos de dientes, encendedores, lapiceros. Esta colección de relatos está hecha de esos objetos encontrados. De eso y del tiempo físico de las cárceles.

Luis Chaves
Zapote, octubre del 2009

 

ISBN: 9968-834-94-1

Autor: Jhafis Quintero

Dimensiones 13 × 21 × 2 cm

Conozca el Autor

Jhafis Quintero (Panamá, 1973) ha dedicado casi toda su vida al tema de la violencia urbana, en el cual tiene experiencia, cinco tatuajes, un pulmón perforado y un pelo canoso bien ganado. Aunque técnicamente es panameño, es en Costa Rica donde termina de escribir su biografía como artista plástico, padre de familia y ciudadano de bien. Desde hace dos años también se destaca como notable columnista de jazz, no porque sepa algo de música sino por sus dotes para improvisar con la escritura. Debido a su saludable humor negro, muchos piensan que su columna mensual, Elemento 35, en la que documenta decenas de experiencias carcelarias, es producto de su imaginación. Como artista plástico y performer Jhafis Quintero ha participado en exposiciones individuales y colectivas, tanto en Costa Rica como en Centroamérica, Brasil y España. A partir del 2010 vivirá en Amsterdam, aunque su corazón permanecerá aquí.