No se puede andar por la poesía de Alfredo Trejos (Cartago, Costa Rica, 1977) con los pies desnudos. Se debe ir con pies de plomo o, al menos, con botas vaqueras, como un vehículo pesado del spaghetti western, para reconocer y, con suerte, triturar las latas, los huesos, los restos de una botella quebrada en el cogote de un transeúnte de la madrugada, la podrida fruta de las ciudades, y hundirse hasta los ijares en el barro que queda de nosotros después de sus poemas.
Toda esa basura existencial que vamos encontrando por las calles, en las heces del llanto, en el rabillo de una mujer trasnochada, en una escena de cine, en un campo desenterrado por el crowdfunding en Silos de Burgos –a 8.511,22 Km de Cartago–, toda la basura del día, es nada para el caminante distraído que solemos ser, pero Alfredo es un buen peatón, un peatón experto, que ha moderado sus gestos hasta dominar el equilibrio entre la cosa común y la estética del poema para contarnos historias que nos dominan y nos dejan de pie sobre los brazos podridos de su poesía.
Al paisaje de la poesía escrita en Centroamérica y a su producción literaria, Alfredo Trejos agrega Sad Hill, un libro cargado de poemas potentes como un disparo, y conviene recordar que “el mundo se divide en dos categorías: los que tienen un revólver cargado y los que cavan”. Alfredo señala que “no hay oro [en la] Sad Hill” de Burgos; sin embargo, si cavamos bien junto a la tumba de ArchStenton, bajo la cruz de utilería en la que perfectamente cabe nuestro nombre, seguro encontraremos oro en la Sad Hill de Trejos. Así que:
“–¡Cava!”.
Samuel Trigueros
ISBN: 978-9930-9662-6-6
Autor: Alfredo Trejos